13 noviembre 2006

celos

Sin margenes u orillas estas cadenas amarradas al peso imperceptible a la maquinaria humana. Veneno del corazón que se transporta en la risa. Suplicio del que estoy preso en mi desierto, muerto de sed y envuelto en un espejismo simil al infierno. Quebranto silencioso del que hablo por primera vez en el papel, que aprieta en la mirada desconfianza cada vez que alguien se te acerca. Río rurbio y mezquino que riega muerte en los jardines de la amistad.

Pd: como un espiral ejerciendo sus dominios desde el más profundo temor de la tristeza me convenzo, solo el fruto amargo de la ambigua soledad.

1 Comentarios:

A las 20 noviembre, 2006 Blogger [ PaBLiN ... ] dijo...

Mujer indescifrable quisiera cerrar los ojos y leerte en braille

 

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