30 junio 2005

miscelena de fantasma y muerte

Hoy el sol de todos amanece dormido... unas nubes lejanas retrasaron su reloj. El paso de mis horas hace tiempo quedo inerte en el limbo de mi memoria, inmóvil, sostenida en unas agujas que hilvanan ternuras despacitas. El aire delicioso de jazmines rodea y perfuma el ambiente como el de los sueños en mi jardín.
Despertares tranquilos, solo interrumpe la calma de mi cuerpo la lluvia golpeando en el cristal de mis ojos, una ventana entreabierta al mundo. Persiana mediante abro la puerta a mi a la vida y me da un fuerte abrazo la nostalgia.
Me hecho a rodar sobre la peatonal zigzagueando huellas ajenas, charcos que pisamos casi todos y vendedores de ilusiones hasta la esquina. Un canillita me saluda y la garúa gravitando sobre mi rostro aligera mi andar hacia el reparo de tu sombra instintivamente.
Unos pasos después, el sitio exacto donde crecen las magnolias que tanto te encantaban, donde cruzamos la segunda mirada cómplice y la última de rencor encontré tu recuerdo danzando semi-dormido escrito en la pared.
Llegue por decima tercera vez en cuenta gotas de mis ultimas migas y solo encontré esa flor aplastada por el paso del tiempo, esa elite que tienen los ángeles, la estela de tu alegría que ahora tiene aroma a triste ausencia.
Me hice presente sin darme cuenta y ya no estabas... tomaste tus alas lejos muy lejos, tal vez 1000 km o cientos de años luz, y te marchaste, marchitaste mis ganas de vivir, mi carne se deshizo en un gusto agridulce incierto de cenizas y mis huesos en un parpadeo se pulverizaron.
Enlute mi sonrisa en un movimiento involuntario al compás de mi corazón y deje de respirar por varios latidos, de espaldas a mi alma volví sobre mis pasos, hice un pacto desde el cielo hasta el infierno para no buscarte más... pero este ciego o tonto omnubilado ve para atrás.
Sería muy bueno decir que el adiós que tengo firmado con lagrimas y dolor es para siempre y sin embargo ni siquiera aun las rocas flotan en el mar o los peces se ven volar por el cielo de los cuerdos.
Y así, me vuelvo a hundir una y otra vez en ese viejo y sucio lugar donde nos conocimos, quizás algun día vengas, pases y me sonrías, quizás mañana te olvides de todos mis miedos y me saludes... pues hoy Laura se cumplen 1368 horas de que ya no nos vemos, seis meses de tu año de estreno, 181 días de mi muerte.
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