30 noviembre 2006

¿las promesas se hicieron para romper?

Crema de cielo. El último gusto de helado junto a las primeras páginas de este nuevo libro que nunca leí. El que me recomendo la casualidad, la de una bonitas tapas, la de un exelente escritor. Hojas para aprender a olvidarte, a extrañarse, a encontrarse sin temor en el banco donde te jure amor todas las horas de mis días.
Promesa de niño enamorado que hace tiempo quiere romperse.

24 noviembre 2006

desarmado

con los últimos pedacitos de mis ganas llego al viernes,
un poco roto y esteril en mi intento de seguir

21 noviembre 2006

a media maquina

A mi ciudad la planificaron salteandose una calle,
con bastos diagonales para perderse y acortar distancias.
Maquillada con empedrados y
un reloj roto en la Plaza Central que marca a destajo sin importar el clima las tres y cuarto o que jamás voy a encontrarte.
Hace tiempo le falta un... nombre hombre.... y un Jazmín que perfume el aire delicado de mi alma.
A mi ciudad le sobran miedos en las calles que acercan fantasmas y lugares vacios para dejar el orgullo en una zanja .

¿A mi corazón le falta sangre o valentía para olvidarte?

Pd: Respirando sin latidos y tatuado en el iris con tu imagén

16 noviembre 2006

entredichos

dicen ... el hombre siempre tiene ganas
digo ... y vos con una sonrisa me abrís de gambas

[¿continuaras...?]

13 noviembre 2006

celos

Sin margenes u orillas estas cadenas amarradas al peso imperceptible a la maquinaria humana. Veneno del corazón que se transporta en la risa. Suplicio del que estoy preso en mi desierto, muerto de sed y envuelto en un espejismo simil al infierno. Quebranto silencioso del que hablo por primera vez en el papel, que aprieta en la mirada desconfianza cada vez que alguien se te acerca. Río rurbio y mezquino que riega muerte en los jardines de la amistad.

Pd: como un espiral ejerciendo sus dominios desde el más profundo temor de la tristeza me convenzo, solo el fruto amargo de la ambigua soledad.

10 noviembre 2006

inundado de cristales

Temperatura de primavera en todos los lugares del hemisferio sur menos en un punto escondido de La Plata. El almanaque se deshoja lento y frio en las paredes amarillas de mi cuarto silencioso y en compañía de las horas clavadas en el reloj de este noviembre en pañales juego al ta-te-ti, pierdo al ajedrez y hago trampa al scrabell.
Ya no se que hacer.
Sin poder dormirme doy vueltas en mi cama, palpo mi costado y de vuelta la ñata contra el colchón o mi alma contra el paredón voy sin vos a tu imagén como se hunde una roca en el mar, te recuerdo en tu almohada improvisada la última mañana que te vi (otra vez volví a reventar mi birome), una acuarela fresca que se conserva sin fecha prevista de vencimiento en mis pupilas.
Me mareo un poco con mi inocencia en compota y siento a Bagdad que me explota a unas pocas baldosas.
Pasa el tiempo de esta vida, de esta noche y aún siento florecer sin vacilar dentro el rigor de los ojos pesándome en la mirada y una deuda impaga en las entrañas. Con telarañas en el alma se hace largo e inoportuno andar vagando por los callejones de mi mente. Lo se muy bien y no hallo la solución para dejar de naufragar.
Sangrando de este modo se hace cuesta arriba sonreír.
Con rasguños en el corazón solo y desvalido cargo el dolor de saberte inalcanzable.
Sin el orgullo de un varón voy a ciegas palpando en la oscuridad tu ausencia que me apuñala por la espalda y me cascotea desde lo más alto con destellos incandescentes de luz.
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